
“Otamendi tenía la palabra; se conoce que la yerba le soltaba la lengua, parecía un poeta.”
—¡Yerbita libertaria!, consuelo del agobiado, del triste, del afligido. Has de ser pariente de la muerte cuando tienes el don de hacer olvidar las miserias de la vida, la tiranía del cuerpo y el malestar del alma… Sacudes la pesadez del tiempo, haces volar y soñar en lo que puede ser el bien supremo. Eres el consuelo, del infeliz encarcelado, bálsamo del corazón y de las ideas. Humo blanco que se eleva como la ilusión; música del corazón que canta la canción de la vida del hombre inmensamente libre; libre de los demás hombres, libre del cuerpo, absolutamente libre. ¡Yerbita santa que crea Dios en los campos para alimentar a las almas y elevarlas hasta Él! ¡Yerbita que tienes el don de darnos alivio y hacernos olvidar, quisiera decirte un verso…!
Fuente: enriquefornesangelesmyblog.wordpress.com
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