Marihuana, un negocio millonario ahora prohibido en Los Ángeles
Toby Stein trabaja detrás del mostrador despachando
mercancía de a gramos en bolsitas plásticas: más de 20 variedades de
marihuana, organizadas en frascos, que entrega a los 200 pacientes
diarios que llegan con una prescripción médica.
Su dispensario, Silverlake Caregivers, es uno de
los más antiguos de la ciudad de Los Ángeles. Pero en menos de 30 días
deberá cerrar sus puertas, después de que el concejo de la ciudad
aprobara una ordenanza que prohíbe el funcionamiento de locales a la
calle para la distribución de cannabis."Me sorprendió porque no estamos haciendo nada ilegal. Es mi medio de subsistencia, aunque esta es una empresa sin fines de lucro yo vivo de producir marihuana y cobro un beneficio sobre mis costos", le dice Stein a BBC Mundo.
En el estado de California, el uso de marihuana con fines medicinales fue regulado en 1996, mediante la Proposición 215, para permitir el cultivo y la posesión a quienes cuenten con una recomendación médica, aun cuando la droga está prohibida por las leyes federales.
"La prohibición me soprendió porque no estamos haciendo nada ilegal. El dispensario es mi medio de subsistencia, aunque esta es una empresa sin fines de lucro yo vivo de producir marihuana y cobro un beneficio sobre mis costos"
Toby Stein, dueño del dispensario Silverlake Caregivers
Lo que está detrás es un negocio millonario: aunque no existen cifras exactas sobre sus ingresos, los dispensarios de Los Ángeles hoy duplican en número a los cafés de la cadena Starbucks.
"Si a nivel nacional se calcula que el negocio de la marihuana mueve unos US$15.000 millones al año, la proyección para California sería de US$1.500 millones. Pero es mucho más, porque éste es uno de los estados donde está autorizado su uso medicinal y por tanto hay más negocio que en otros, con lo cual estimamos entre US$3 y US$5.000 millones", le detalla a BBC Mundo Mark Kleiman, economista de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y autor de varios libros sobre regulación de drogas.
Contradicción
Es precisamente el dinero una de las razones por las que los dispensarios están bajo escrutinio.
Estos locales surgieron como cooperativas sin fines de lucro, encargadas de cultivar y repartir la hierba entre sus miembros registrados, para lo cual es necesario contar con una orden médica auténtica, verificada por el mismo local.
Pero desde el gobierno municipal se los acusa de perseguir el rédito, tergiversando el espíritu de la "Ley para el Uso Compasivo", como conoce a la norma de 1996.
El dinero es una de las razones por las que los dispensarios están bajo escrutinio.
Entre las disposiciones incumplidas, se cuenta la de no abrir un local a menos de 300 metros de escuelas y parques, así como la de evitar que varios se concentren en un mismo vecindario.
Eagle Rock es un ejemplo: este barrio del norte de la ciudad tiene unos 15 dispensarios en un radio de 1,5 kilómetros, que proliferaron cuando los gobiernos locales vecinos mandaron cerrar los suyos. Varios ofrecen "happy hour” con precios reducidos y fracciones de gramo de regalo para nuevos clientes.
Los dueños de los locales se defienden.
"La Proposición 215 establece que podemos recibir dinero razonable por nuestro tiempo, esfuerzo y costos de producción. Alquilamos lugares, compramos luces, construimos cuartos… Es una empresa compleja y costosa", asegura a BBC Mundo Diana, administradora de Downtown Collective.
Cultivo propio
En los dispensarios revelan que, a partir de su labor, la producción de marihuana en el estado ha aumentado, lo que trajo aparejado una caída en los precios.
"En los últimos años, pasó de costar US$3.000 la libra (0,45 kg) a costar la mitad. Pero eso es porque hemos bajado los costos, por eso es absurdo pensar que los pacientes podrán hacer crecer la propia, con la inversión que esto implica", indica Stein, que ofrece variedades desde US$7 el gramo.
En las clínicas dicen que, por su labor, el precio de la marihuana ha caído.
"Pero la gente no sabe cómo cultivarla, o no tiene el tiempo o el dinero. Muchos están, además, en muy malas condiciones físicas para hacerlo", reclama Marina Turovsky, una abogada que representa a pacientes y dispensarios.
Según estima, el costo de armar un cuarto de cultivo, con los controles de luz y temperatura necesarios, supera los US$5.000.
El concejal Huizar reconoce que no es la mejor solución sino "la que es viable" hasta tanto la Corte Suprema californiana se pronuncie sobre qué atribuciones caben a los gobiernos locales en la regulación de la marihuana medicinal.
"La ley estatal dice que uno tiene que cultivar la propia y a eso estamos volviendo. El modelo de los dispensarios no fue anticipado por la ley, en ninguna parte dice que va a haber negocios que vendan a la calle. Eso es comercio y es ilegal", le dice el político a BBC Mundo.
¿Medicinal o recreativa?
En lo que están de acuerdo tanto los impulsores de la medida como los que protestan por la clausura es que el perfil de quienes se proveen de marihuana en los dispensarios está lejos del que contempla la ley.
Según los estudios de Kleiman, al menos la mitad de ellos presenta características propias de usuarios recreacionales, aun cuando tengan la credencial de pacientes que se consigue por unos US$40 en consultorios de Los Ángeles.
"Menos de 5% de los casos tiene VIH, cáncer, esclerosis múltiple o glaucoma, que son las cuatro condiciones que fueron utilizadas para lograr apoyo político para la norma. Pero a la vez la ley autoriza a los médicos a prescribir marihuana en todos los casos que consideren pertinentes, así que no hay nada ilegal en eso", detalla el académico.
''La ley estatal dice que uno tiene que cultivar la propia marihuana y a eso estamos volviendo. El modelo de los dispensarios no fue anticipado por la ley, en ninguna parte dice que va a haber negocios que vendan a la calle. Eso es comercio y es ilegal''
José Huizar, concejal de Los Ángeles
¿Qué ocurrirá entonces? Hay quienes señalan que el cierre de dispensarios hará florecer el mercado negro que ya existe.
"Va a volver a la calle, al dealer de la esquina. Creo que a la policía le conviene porque le permitirá recuperar parte de sus presupuestos para tratar estos delitos de tráfico", reclama Charlotte Booker, del dispensario Green Earth Center.
Otros ven una oportunidad para promover la siempre polémica legalización.
"California ganaría dinero si la regulara, la convirtiera en un producto de venta como cualquier otro y le aplicara impuestos", sugiere la abogada Turovsky.
Desde el gobierno, esperan el pronunciamiento de la Corte Suprema californiana que definirá las atribuciones de los concejos municipales en la materia. Aunque para ello todavía no hay fecha cierta y los dispensarios, tal como están las cosas, deberán bajar la persiana antes del 3 de septiembre.
Fuente: BBC
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